Terapia física y rehabilitación
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Fisioterapia respiratoria: ejercicios fáciles y eficaces

La Fisioterapia Respiratoria es el conjunto de técnicas específicas que permiten mejorar la ventilación pulmonar y disminuir la acumulación de secreciones facilitando la expectoración y evitando que los síntomas avancen.

La Fisioterapia Respiratoria tiene un papel fundamental en Enfermedades Pulmonares Obstructivas Crónicas (EPOC), en el Asma y también en aquellas enfermedades que cursan con una dilatación permanente de bronquios.

Existen muy diversas técnicas y ejercicios de Fisioterapia Respiratoria para mejorar la función pulmonar: drenaje postural, percusión y vibración, ejercicios respiratorios combinados con piernas y brazos, educación de la tos, espirometría incentivada, readaptación al esfuerzo…

Hoy nos centraremos en el drenaje autógeno de secreciones que puede ser realizado por la persona mayor diariamente en el propio domicilio.

Fisioterapia Respiratoria y Drenaje autógeno de secreciones:

Su objetivo principal es lograr una ventilación óptima de todas las regiones pulmonares así como movilizar las secreciones desde las vías aéreas medias y distales hasta las proximales facilitando su expectoración mediante el aumento de la velocidad del flujo aéreo espiratorio, previniendo así la disminución de la capacidad ventilatoria y la generación de golpes de tos excesivos e ineficaces.

Posición del paciente: Sentado, con los pies bien apoyados en el suelo y la espalda recta. Recomendaciones antes de empezar: Si notamos que las vías aéreas nasales están obstruidas se puede realizar un lavado nasal con suero fisiológico antes de comenzar. Es conveniente realizar la fisioterapia respiratoria con el estomago vacio bien por la mañana en ayunas o por la noche antes de acostarse. Beber un vaso de agua antes de la sesión le ayudará a humidificar las vías y despegar las secreciones.

El drenaje autógeno se divide en tres fases:

Despegar las secreciones bronquiales.

  1. Inspire lentamente por la nariz con la boca cerrada.
  2. Ponga los labios fruncidos como para silbar o apagar una vela.
  3. Espire lentamente por la boca hasta soltar todo el aire de los pulmones.
  4. Repetir entre 5 y 10 veces.
  5. Descansar un minuto.

Recolectar las secreciones bronquiales hacia vías aéreas proximales.

  1. Inspire lentamente por la nariz con la boca cerrada.
  2. Abra la boca grande y redonda como para hacer vaho.
  3. Expulse lentamente todo el aire por la boca como si estuviera haciendo vaho en un cristal.
  4. Repetir entre 5 y 10 veces.
  5. Descansar un minuto.

Evacuar las secreciones bronquiales.

  1. Inspire profundamente por la nariz.
  2. Abra la boca lo más grande que pueda.
  3. Expulse el aire con la boca abierta a gran velocidad y de forma breve.
  4. Tosa e intente expulsar las secreciones.